lunes, 16 de mayo de 2011

El rostro humano



Lo que se dice durante una terapia de grupo no proporciona ninguna respuesta real. Al mentir se suele marcar el compás, dibujar figuras en el aire, señalar, indicar la dirección o el tamaño. La mayoría de las personas saben fingir una expresión alegre, triste o enojada, pero lo que no saben es cómo hacerla surgir súbitamente o con que rapidez hacerla desaparecer. En bastante medida, el hombre es capaz de controlar su rostro y utilizarlo para transmitir mensajes. También se refleja en el su carácter, dado que las expresiones habituales suelen dejar huellas. Más de mil expresiones faciales diferentes son anatómicamente posibles. En teoría una persona podría mostrar todas esas expresiones en sólo dos horas. Sólo unas pocas, sin embargo, poseen un sentido real e inequívoco. Existen gestos universales: que los hombres ríen cuando están alegres o quieren parecerlo, y fruncen el ceño cuando están enojados o pretenden estarlo. Cada cultura cuenta con su estilo facial propio. Charles Darwin sugirió que todas las expresiones faciales humanas primarias podían remontarse hasta algún acto funcional primitivo.

Micromomentáneas o micros son filtraciones de sentimientos verdaderos. Pueden servir como escape que permite a una persona expresar, brevemente, sus impulsos o sentimientos inaceptables. El límite entre lo visible y lo subliminal varía de una persona a otra y en cada individuo según las diferentes situaciones. Todos poseemos el aparato perceptual necesario para descifrar rostros a una centésima de segundo, lo que ofrece un interrogante de especial interés por qué no los empleamos?. Freud escribió: aquél que tenga ojos para ver y oídos para escuchar, podrá convencerse de que ningún mortal puede guardar un secreto. Si mantienen silencio, parloteará con las puntas de sus dedos; la traición brota de todos sus poros

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